Viajes de sueño

 La primera vez fue bastante tenebroso. La oscuridad y la humedad que se respiraba, lo inquietantemente sonoro que se vuelve un sitio como aquel durante la noche. Supongo que nadie está preparado para acostarse a dormir en su cama, con un dolor de cabeza terrible, para luego despertar en medio de la selva de borneo sin absolutamente nada encima más que el miedo y la desesperación como arma para defenderse.

Fueron siete meses que duré perdido, tuve suerte de salir vivo de aquel lugar,  con ninguna persona alertada en aquella parte del mundo para rescatarme, a quien se le ocurriría iniciar una brigada de búsqueda con el fin de encontrar a un desapercibo en medio de aquellas montañas, cuando hace apenas unas horas se había encerrado en su habitación a dormir al otro extremo del planeta.

Claramente no tengo ninguna explicación para aquel extraño fenómeno. Las autoridades no eran capaces de creer mi historia, durante meses indagaron todos los registros disponibles y cámaras de seguridad de los diferentes aeropuertos y terminales en los cuales, teóricamente, debí haber circulado para llegar hasta allí, pero en ninguno fue posible identificar mi posible rastro.

En el momento en que fui deportado a mí país natal, estuve varias semanas sufriendo de tanto miedo que no pude dormir solo, siempre había una persona acompañándome. Transcurrido un tiempo, y las heridas emocionales un tanto curadas, me dispuse a dormir por mi propia cuenta. Me despedí de todos, me encerré en mi habitación y en menos de lo que había logrado conciliar el sueño me desperté nuevamente en medio de aquella jungla en el mismo punto de la vez anterior.

En aquella oportunidad soló duré perdido tres días. Para el gobierno indonesio, el mundo y para mí, no existía una explicación lógica para todo esto. Nuevamente viaje a mi país, y el momento en que volví a recostarme, fui transportado de alguna manera hacía aquel mismo punto en medio de la selva. Se instalaron cámaras y poderos aparatos de monitoreo, tanto en mi habitación como en el punto de llegada en la selva. Pero, durante los días que estuve bajo observación, nada había ocurrido. Decidieron monitorear solo mi llegada, retiraron los aparatos de mi casa, y tan solo los dejaron ubicados en el punto de la selva. Al despertar había aparecido a unos 300 metros alejado del punto original, nadie vio o escucho nada. 





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