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Mostrando entradas de junio, 2022

Un reflejo de luna

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Ubicado en la posición de ataque, preparado para dar la estocada final, el matador observa aquella cortina de sangre que niebla la vista a su contrincante. Al mismo tiempo, trata de adentrarse a su mente, tan sencilla y a la vez tan fuerte, para poder arrebatarle aquel recuerdo que tanta rabia genera dentro de él. A su alrededor, la ovación y el bullicio, propio del festejo local, exaltan a su héroe para que,   espada en mano, perfore de una vez e inserte allí, toda emoción de rabia y venganza. El bovino levanta la cabeza por ultima vez, mira hacia el cielo, encontrándose el ardiente saludo de aquella flama que calienta aún más la sangre hirviendo que se escapa hacia el suelo. El valentón, preso de su venganza, arremete contra el animal que, como ultimo de instinto supervivencia, le atraviesa el pecho. Era la segunda vez que por su culpa le rompían el corazón. Sus últimos instantes le recordaron su vida y su niñez. Las razones por las cuales decidió tomar este ofició, y su impotencia a

Al borde de las cosas

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Ha sido la misma maldición durante años. Caminar siempre pegado a la orilla de lo desconocido, imaginando un posible desenlace trágico entre sus fronteras, pero siempre fijos al borde del inquietante paso anémico que se da sobre los caminos trazados hacia un futuro ya definido. Cuando no sabemos lo que nos gusta, las cosas que poseemos no llegan por medio de decisiones, sino que tranquilamente el mundo pone lo que le sobra sobre nuestros territorios.  Cuando sabemos lo que nos gusta y vivimos por ello, andamos a través del mundo con la seguridad que ofrecen los objetivos y las metas, con la gríngola a los ojos para que miremos solamente hacia adelante. En otras ocasiones, solo podemos conformarnos con saber lo que nos disgusta, y actuar en relación a ello para reducir su presencia lo más posible; esperando con suerte, que otra experiencia ocupe su lugar en el paredón para afrentar su continuidad.   Podemos continuar siempre en la misma orilla, terminar las cosas a medías, llegar al bor

La conciencia mirándose a sí misma

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Aunque estas palabras y pensamientos me pertenecen, dada mi extraña condición, escribo esto a través de un cuerpo y unas manos que no son las mías. Todo ocurrió hace meses, justo después de haber descubierto el secreto para hacerme con las palabras, segundas intenciones, mentiras, verdades no dichas y expresiones camufladas dentro de un tal vez. Fue una época de lujos, de grandes ganancias, de adivinar lo que pensaba mi contrincante, de leer su entendimiento y adelantarme al futuro. Me apodaron el mentalista, no sin justa razón. Era la única forma en que podían justificar mi capacidad para adivinar todos los trucos que quisieran inventar. No existía un solo juego de mesa donde no pudiera finalizar como ganador. Recuerdo cuando sostuve una partida de naipes con un grupo de apuestas callejeras, aquellos no podían concebir que hubiera ganado a pesar de que ellos  hubieran truncado el juego y cambiado las cartas con movimientos de prestidigitadores. Durante algún tiempo, esta habilidad me