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Mostrando entradas de septiembre, 2021

Espejos

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Las políticas emitidas por el gobierno habían sido un éxito. Hasta la fecha, no se presentó ningún caso de gripe atípica. En los diferentes medios del planeta, se comunicaba como un milagro, la eficacia con la cual, los ciudadanos de “nueva colina”, se encontraban seguros de esta nueva enfermedad. Dirigentes de varios países sostuvieron encuentros con sus ministros para hacerse con el secreto del país más saludable del mundo. A partir de varias semanas, los índices de fallecimientos y personas en cuidados intensivos se redujeron masivamente. La solución había abierto la puerta para el regreso a la normalidad. Se descubrió que estas mismas medidas podrían aplicarse no solamente al sector salud. Diferentes grupos empresariales, políticos y religiosos comenzaron a reportar índices de mejoramiento que alzaban significativamente el precio de sus acciones. Los estudiantes, médicos, tenderos, deportistas, cantantes y cualquiera que tuviera en sus manos esta herramienta, podía evidenciar el al

¿Qué?

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El radio no quiso volar está mañana, por suerte colgaron para que el veterinario viniera a arreglarlo. Llegó el día de ayer con las salchichas necesarias para soldar el hielo descompuesto. No pudimos probar porque el ave salvaje estaba afónica de nadar en lava. De repente, apareció mi carro, ladro cerca a mi pie y me invitó a caerme cerca de unas estrellas negras al lado del camino azteca. Durante el  trayecto, me ofreció sudados de atún para el calor y conversamos sobre las caídas bursátiles de los clavadistas en el circuito de marte. Por un descuido, perdió de vista la ruta y aterrizamos sobre el cuchillo de un cirujano quien nos extirpó tres vigas de madera clavadas dentro de la espina. El proceso de recuperación se llevó a cabo en lo alto de las nubes, una montaña encallada sobre la playa del noreste sudafricano. Mastodontes pisoteaban nuestra comida masticada por hienas rabiosas quienes pescaban bistec de rábano junto con vino. Mi falta de atención a los detalles hizo que me comie

La doctora que se olvida

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Una vez terminada la consulta, dos muelas calzadas y un labio roto, la doctora Mariana Castro se dedicó a llenar el papeleo formal de la clínica. A dos páginas para terminar, decide parar y tomar un descanso. Se dirige a la nevera común donde todos ponen sus portacomida etiquetados. Siente miedo, por más que lo intenta, no puede encontrar el que le pertenece, de todos los nombres que lee, no tiene idea de cuál pueda ser el suyo. Rápidamente busca entre sus pertenencias cualquier carnet de identificación, ante sus ojos, al lado de su fotografía, aparece el nombre Darío Casas. Por qué tendría ella un nombre masculino, es ridículo, toda su vida siempre ha tenido nombre de mujer ¿No es cierto? Acude rápidamente donde la asistente de recepción. Sus oídos no pueden creer como de forma natural, la amiga de tantos años, emite los sonidos que contienen aquel nombre tan ajeno y tan propio al mismo tiempo: Doctora Darío, el paciente mariana olvidó preguntarle por la regularidad en que debe aplica

A

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Las balas lanzadas a mansalva arrancaban la paz al platanal. Las granadas dragaban a las masas masacradas. La palabra: “camaradas” a la carga, abrazaba al alma ya gastada. La armada daba armas lanzallamas para atrapar a las algas salvajadas; “Las lacras acanalladas jamás hallarán paz”, ladraban a las zanjas. Ana alarmada llama a Carla, la azafata, para zarpar a la playa tan calmada. Atrapada, andaba las mañanas cansada, alarmada al hablar a las plantas. Nada pasaba: las arañas mascaban a arcadas las calabazas naranjas, las vacas mascaban matas dañadas. La habana hamacaba las ganas mansas. Las algas ganaban la batalla, las máscaras para matar bajaban a la nada. La sabana atrapaba la calma. Trabajar calmaba las ganas. Ana, malhadada, danzaba la ganada paz.; hasta la casa alta, abarcaba Carla para cantar baladas, apagaba las llamas, arrancaba trampas cataplasmas. La maldad amañada largaba la carga hacia la mar. Las masas mansas nadaban al manglar para cantar la paz. "Someone missing